Resumen
La diversidad genética es importante porque es la base para que una especie se adapte al cambio climático. Aumenta
la probabilidad de que alguna de las variantes genéticas de la población sea beneficiosa ante un cambio drástico en el entorno; por ejemplo, el aumento de la temperatura; las sequías, heladas e inundaciones, que cada vez son más frecuentes; o la incidencia de nuevas plagas.